URCA

URCA     –    Siglos XVI – XVIII    –    Casco  Pipo de cereza    –    Peana Bellota

A finales del siglo XVI, Holanda empezó su expansión económica por mar, con la consiguiente necesidad de diseñar nuevas embarcaciones, mientras que España y Portugal, ya llevaban años de ventaja.

Aprovechando el diseño de las norteñas embarcaciones, fueron modificando su estructura para obtener mayor capacidad, dotándolas de una manga más ancha que proporcionaba una  cubierta más amplia que en los galeones, facilitando así el transporte de diversas mercancías.

Inevitablemente y al igual que ocurrió con otras naves, fue necesario incluir algunas piezas de artillería, por lo que en el siglo XVIII, llegaron a integrarse en las escuadras, disponiendo dos cubiertas y numerosos cañones, convirtiéndose en importante herramienta de las marinas del norte de Europa.

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SNEKKAR

SNEKKAR   Siglos VII – XI    –   Casco de Nuez  pecán   –  Peana de avellana

Ágiles y muy versátiles. El pueblo vikingo adoptó en sus inicios y como sucesoras de las piraguas norteñas, estas ligeras naves que  eran impulsadas a remo. Con muy poco calado y carentes de quilla les permitían remontar ríos, encallar en playas e incluso ser transportadas a hombros a algún cercano río o fiordo y continuar su navegación.

En siglos posteriores y a medida que se fueron adentrando en mar abierto, fueron aumentando su tamaño, incorporándose  una pequeña vela cuadra en un único mástil y una pequeña quilla que les proporcionaba más estabilidad.

Las líneas de popa y proa eran idénticas, luciendo en esta última la cabeza de una serpiente, lo que inculcaba buena suerte o temor al enemigo.

Sus incursiones costeras fueron tomando fama y se les tachó como temibles marineros que no mostraban piedad a la hora de saquear o asesinar a poblaciones cercanas. Parece ser que la simple silueta de esta nave acercándose a la costa, ya era señal de advertencia; aunque según últimas investigaciones no siempre fue así, dado que en un futuro llegaron a establecer comercio y asentamientos.

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CORBITA ROMANA

CORBITA ROMANA (mercante)    –    Siglo II    –    Casco  y  peana  de  bellota

El puerto de Ostia era un importantísimo centro de partida y destino de Onerariae (Embarcaciones). En el caso de las mercantes también existieron diversos diseños, tamaños y utilidades, como atestiguan documentos escritos y representaciones gráficas de su época.

El diseño y características técnicas de este mercante, son la herencia de los cargueros fenicios.

Su proa, generalmente convexa. Su popa redondeada y a menudo ornamentada con la cabeza de un cisne, cuyo cuello era la misma prolongación del codaste. También en su toldilla solían instalar una protección al sol o lluvia, para pasajeros de cierta importancia.

En su navegación, se empezó a dar más importancia a las velas, que a la utilización de los remos, sobre todo para disponer de más espacio de carga. En la bodega se diseñó un sistema de estiba muy estable en su asentamiento, que consistía en tender una base de paja sobre la que alineaban verticalmente las ánforas cuyas capacidades eran específicas y gubernamentalmente  homologadas. La base de estas ánforas era cónica y suficientemente aguda para poder profundizar por su propio peso en la base blanda de la paja y así evitar desplazamientos por bandazos en posibles temporales. En caso de necesitar transportar más número de ánforas, se colocaba una segunda o tercera línea sobre el espacio existente entre las bocas de la fila inferior.

Asimismo, en su descarga, eran fácilmente hincadas en la arena de alguna playa, en espera de su transporte terrestre.

También se adaptó algún pionero sistema de aparejo en sus velas. Sobre el palo maestro (MALUS) que portaba una vela cuadra (ACATUS), se instalaron otras pequeñas velas triangulares (SUPPARUM), estas últimas serían las predecesoras de las gavias en siglos muy posteriores. En el mástil de proa, a medio camino entre trinquete y bauprés, se instaló una vela trapezoidal (ARTEMON), cuya utilización fue evidente en siglos posteriores por embarcaciones de gran tamaño hasta el siglo XIX, con el nombre de Cebaderas.

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JUNCO

JUNCO  –  Desde el siglo  VI  a.C.  al  XXI   –    Casco y peana de almendruco

Han sido la identidad indiscutible de navegación en aguas del extremo oriente. También se adentraron en mares más lejanos por motivos diversos de comercio, pesca o piratería. Incluso, llegando a costas africanas.

Difícilmente encontraremos embarcaciones que hayan perdurado tantos siglos en su diseño principal. Aunque de manera lógica se hayan ido incorporando nuevas opciones de uso, capacidad y tecnología, ya que su versatilidad ha ido necesitando el incremento de todo tipo de avances, por ejemplo en tamaño y número de mástiles, artillería, decoración ostentosa, etc. Ya en el pasado siglo se incorporó motorización y hoy siguen surcando largas rutas con sistema de navegación vía satélite.

A menudo navegan por aguas poco profundas, por lo que carecen de quilla, siendo su timón fenestrado de gran tamaño, herramienta indispensable para su gobierno.

Su aspecto frágil, no denota su gran robustez y elasticidad. Ya en el siglo XV, disponían de más adelantos técnicos que sus contemporáneos europeos. Los compartimentos interiores estancos garantizaban su flotabilidad, en caso de alguna vía de agua. Algunos documentos, relatan juncos de tamaño tan grande que en occidente serían poco imaginables.

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FILIBOTE

FILIBOTE    Siglos  XVI  –  XVIII    –  Casco, pipo de ciruela – Peana Bellota

Diseño holandés,  (Fluyt), muy utilizado por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. Similar al galeón y con mástiles ligeramente más altos, cuidándose especialmente su capacidad de carga. En principio se diseñó como buque de carga, aunque posteriormente se instaló alguna pieza de artillería para ofrecer alguna defensa frente a pillajes.

Su cubierta era estrecha por razones económicas, ya que era necesario el paso por el estrecho de Oresund controlado por Dinamarca, la cual estableció el pago de impuestos, en proporción al tamaño de su cubierta.

En el mar Báltico, tuvieron mucha actuación como veleros auxiliares.

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BARCA DE PAPIRO

BARCA  DE  PAPIRO  –   Siglo XXVIII  a.C.      Casco de acículas de pino

Según documentan hallazgos, estas embarcaciones pudieran ser las primeras de la historia, ya que hasta entonces la utilización de objetos flotantes como troncos tallados u odres inflados, solamente servirían para vadear ríos o pequeñas incursiones acuáticas.

Sus orígenes se ubican en Mesopotamia y Egipto. Ya en el siglo XXX  a.C. dada la abundancia de papiro en el delta del Nilo, se confeccionaban haces, que bien desecados y amarrados, constituían una base de perfecta flotabilidad. Tal era así que permitían desplazarse a un tripulante erguido y con ayuda de pértiga o remo.

Se utilizó para transportar enseres de uso cotidiano, mercancías ligeras y por supuesto para pescar.  Según la leyenda bíblica, el bebé abandonado en el Nilo y recuperado por la nobleza faraónica fue hallado dentro de un cesto (MOISÉS), que sin duda, se elaboró con papiros.

Su vida útil de flotabilidad no era muy longeva, pero dada la abundancia de estos juncos y su fácil y rápida construcción, se fue incrementando su tamaño, capacidad de transporte y tripulación. Por consiguiente se adaptaron sistemas de ayuda en su desplazamiento, por ejemplo numerosos remos o incluso la instalación de una vela cuadra.

Su diversidad de uso fue un verdadero éxito. Durante siglos fueron  protagonistas de navegación fluvial, no solo por el delta sino hacia el sur del Nilo e incluso a lugares cercanos por la costa del Mediterráneo. Es innegable que el protagonismo de tal cultura y poder del antiguo Egipto, se debe a este río y por consiguiente el necesario transporte tanto ligero como de grandes bloques pétreos.

Al irse incrementando el comercio con otros países e importarse madera de cedro o acacia, con materiales más resistentes y duraderos, se fue sustituyendo su estructura con tablas bien ensambladas y amarradas, sin la intervención de ningún clavo, aportando más rigidez en su variedad de usos y decoraciones diversas, según costumbres.

Lo que mantuvieron estas nuevas embarcaciones fue el diseño estético de sus antecesoras, decorando proa y popa con una representación de la flor de loto.

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COCA HANSEÁTICA

COCA  HANSEÁTICA.  s. XIII – XIV      Casco, nuez de pecán .  peana de bellota

Como herederas de los ágiles drakkars vikingos, desde el siglo X, se fueron utilizando este tipo de embarcaciones  en los mares del norte de Europa y perduraron hasta el siglo XV, con sus correspondientes modificaciones e incremento de tamaño, llegando a ser utilizadas también en el Mediterráneo. Fueron pioneras en la instalación del timón de codaste, mucho más efectivo que el de espadilla y también las predecesoras de las carabelas.

A mediados del siglo XII se crea, posiblemente en Lübeck, un tratado comercial al que se fueron anexionando diversas ciudades del Báltico. Esto se conoció como «Liga Hanseática» y el intercambio comercial se extendió hacia el Norte y Este. Incluso se crearon gremios diversos con sus celebraciones de ferias en las que se exponían artículos de lugares más lejanos como Rusia, Londres o Escandinavia.

Las Cocas, fueron un instrumento indispensable, para los mercaderes de Sajonia y Westfalia, ya que el transporte por mar era más rápido y efectivo. En el siglo XV, fueron herramienta indispensable del Sacro Imperio Romano Germánico, con mercancías de tipo  medio y ligero, llegando a ser dotadas de alguna pieza de artillería.

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ATUNERO

ATUNERO . Siglo  XX        –     Casco y peana de nuez pecán

De entre los primeros sistemas que la humanidad elaboró para obtener pesca, fue el uso de palos que a la manera de arpón, pudieran atrapar el pez. Más tarde se comprobó que la utilización de ramas entrelazadas o redes, era más útil para capturar varias piezas a la vez.

No existe documentación precisa sobre las primeras embarcaciones especializadas en estas artes, pero por lógica sería su construcción y uso de carácter local o artesanal. Parece ser que en la Edad Media ya se confeccionaron barcos especializados al respecto a los que denominaron “Buches”, empleando redes de deriva.

En siglos posteriores se crearon industrias especializadas en ello. Los barcos fueron dotados de todo tipo de adelantos disponibles, llegando hasta nuestros días con modernos pesqueros provistos de radar, navegación por satélite, o grandes buques factoría, cuya capacidad de capturas y número de singladuras son tan espectaculares, que empezaron a ser una seria amenaza para las reservas del mar.

Pues bien, ante todo ello, aquí solamente he querido tener un recuerdo para esos pequeños atuneros del siglo pasado, imagen inseparable de nuestros puertos en su regreso al atardecer para su descarga en las lonjas locales.

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