CARRACA Siglos XV y XVI – Casco de Nuez pecán – Peana avellana
Compartiendo mares con sus hermanas, cocas y carabelas, estas embarcaciones fueron sustituyendo paulatinamente a las primeras, por necesidades de comercio y cargamentos más pesados, necesitando mayor tripulación, etc.
Tenían más calado pero poca maniobrabilidad, lo que a veces suponía un problema a la hora de poder atracar en algunos puertos. Las carabelas siguieron siendo indispensables por su mejor temperamento marinero, con tripulaciones más reducidas.
Las carracas fueron incorporando mástiles, (Trinquete, mayor y mesana), llegando algunas a instalar cuatro. Por necesidad de reforzar el casco, fue necesario instalar bulárcamas y cintones. Lucían castillos de popa y proa integrados en el casco, mientras que las cocas los llevaban superpuestos.
Por ejemplo, la Nao Santa María, que Colón utilizó para su primera expedición a Las Indias, o la Nao Victoria, que protagonizó la primera vuelta al mundo, podrían clasificarse como carracas.
Al igual que en otras embarcaciones mercantes en estos siglos, fue necesario ir incorporando mayor número de piezas de artillería, como medida disuasoria al pillaje que sufría a menudo el comercio marítimo.
Su uso fue decayendo a medida que, galeones, filibotes, o urcas, fueron evolucionando técnicamente en aptitudes de capacidad, armamento y desplazamientos que requerían mayor número de singladuras.